Menos mal que Mª Jesús se dio cuenta cuando se lo enseñé; no sé por qué me confundí y a mi tatarabuela le cambié el nombre: en vez de Emilia, le puse Elisa; así que tocó deshacer y volver a bordar.
Antes de enmarcarlo creo que se lo voy a dejar a ver si me descubre alguna otra errata,
Cuando lo enmarque meteré dentro unas madejas de hilo para que si en un futuro mi hija tiene una niña pueda continuar con la historia de las madres de nuestra familia.