Algunas de las que me leéis, ya sabéis algo de la kedada de Logroño; para las demás os cuento: habían quedado las chicas del norte (Bilbao, Santander y Logroño) en Logroño para conocerse y pasar un día juntas. Entre broma y broma, Pilar y yo nos animamos también a ir desde Madrid.
Cuando llegamos ya estaban todas esperándonos y, como los Reyes Magos, habían venido cargadas de regalos.
Nos besamos, nos presentamos, y empezamos a hablar, hablar.....Luego empezamos a abrir paquetes. ¿Quién se puede resistir a no abrir un montón de bolsas que son para tí?. Me quedé perpleja. ¡Qué cosas tan bonitas¡ ¡Qué bonito detalle tuvo cada una de ellas¡. Juzgad vosotras mismas:
Una gallini
ta de patchwork (gracias Chelo) , una funda para un pequeño cojín, una funda para los kleenex, un pequeño almohadón en blackwork (gracias Mariló), una pinza, un enhebrador, descosedor, cinta métrica en cm. y en pulgadas, un dedal (gracias Esther) una tela preciosa, hilo whisper, una bolsita en hardanguer con bolitas de espuma para el baño, una cadenita para las tijeras (gracias Teresa) y un pequeño ratoncito-alfiletero (gracias Sylvie).
A continuación nos lanzamos a las calles a ver tiendas (y a comprar por supuesto). Yo compré unos bieses preciosos, unas tijeras para mí y otras para mi hija y alguna que otra cosa.
Ya era la hora de comer. Chelo había reservado en un restaurante de la calle Laurel y como había sido su cumpleaños y el de Esther era dentro de poco, compraron una tarta de mousse de limón con frambuesas y champán. Comimos estupendamente, les cantaron el cumpleaños feliz y...lo pasamos genial.
Creo que se nos nota lo bien que estábamos ¿verdad?.
Salimos del restaurante y fuimos a casa de Chelo a tomar café con unos deliciosos pasteles de zanahoria hechos por ella que estaban buenísimos. Nos enseñamos trucos, labores: el chatelaine de Esther precioso; la tela es muy muy bonita y los hilos nada que ver con los que yo he usado hasta ahora. Teresa nos llevó el Bliss. Con las ganas que tengo de empezarlo y poder tenerlo en la mano... ha sido una delicia.
Finalmente, a las 8 de la tarde nos despedimos con la alegría de haber conocido gente estupenda, y la promesa de repetir el encuentro.